Evangelio del 20 de mayo del 2025 según san Juan 14, 27-31a

Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 14, 19-28
En aquellos días, llegaron unos judíos de Antioquía y de Iconio y se ganaron a la gente; apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, dejándolo ya por muerto. Entonces lo rodearon los discípulos; él se levantó y volvió a la ciudad.
Al día siguiente, salió con Bernabé para Derbe. Después de predicar el Evangelio en aquella ciudad y de ganar bastantes discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquia, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios.
En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Y después de predicar la Palabra en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquia, de donde los habían encomendado a la gracia de Dios para la misión que acababan de cumplir. Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe. Se quedaron allí bastante tiempo con los discípulos.
Salmo de hoy
Salmo 144, 10-11. 12-13ab, 21 R/. Tus amigos, Señor, proclaman la gloria de tu reinado
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.
Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.
Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 27-31a
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis.
Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que, como el Padre me ha ordenado, así actúo yo».
Reflexión
La paz que incomoda
«La paz les dejo, mi paz les doy.»
Jesús no promete una paz al estilo del mundo. No ofrece una tregua momentánea, ni una calma superficial que se sostiene mientras no se muevan las aguas. Su paz es otra cosa: es firmeza en medio del caos, serenidad cuando todo tiembla, coherencia cuando el mundo grita.
Pero, ¿de verdad estamos preparados para recibir esa paz?
Muchos buscan en Dios un calmante, no una verdad. Esperan consuelo, pero rechazan el compromiso. Hablan de paz, pero viven desde el miedo, la conveniencia o el cálculo. Por eso esta frase de Jesús no es una caricia; es un desafío. Porque recibir su paz implica renunciar al control, confiar cuando no hay garantías, seguirlo aunque venga la cruz.
Jesús habla de paz justo cuando sabe que lo van a traicionar. No hay mayor contradicción para el que solo entiende la paz como comodidad. Pero ahí está el mensaje: la verdadera paz no es ausencia de problemas, es presencia de propósito.
Y si suena incómoda, es porque lo es. No se puede vivir la paz de Cristo con doble vida, ni con fe prestada. O lo seguimos de verdad… o seguimos buscando excusas.