Evangelio Diario

Evangelio del 14 de junio del 2025 según san Mateo 5, 33-37

Primera lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 5, 14-21

 

Hermanos:

Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron.

Y Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos.

De modo que nosotros desde ahora no conocemos a nadie según la carne; si alguna vez conocimos a Cristo según la carne, ahora ya no lo conocemos así.

Por tanto, si alguno está en Cristo es una criatura nueva. Lo viejo ha pasado, ha comenzado lo nuevo.

Todo procede de Dios, que nos reconcilió consigo por medio de Cristo y nos encargó el ministerio de la reconciliación.

Porque Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirles cuenta de sus pecados, y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación.

Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo exhortara por medio de nosotros.

En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios.

Al que no conocía el pecado, lo hizo pecado en favor nuestro, para que nosotros llegáremos a ser justicia de Dios en él.

 

Salmo de hoy

Salmo : Salmo 102, 1-2. 3-4. 8-9. 11-12 R/. El Señor es compasivo y misericordioso.

 

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R/.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo. R/.

Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre los que lo temen;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos. R/.

 

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 33-37

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Habéis oído que se dijo a los antiguos: «No jurarás en falso» y «Cumplirás tus juramentos al Señor».

Pues yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo cabello. Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno».

Reflexión

“Que tu sí sea sí y tu no, no.” Palabras simples, ¿verdad? Pero en un mundo donde el discurso se ha vuelto una estrategia de conveniencia, esta enseñanza de Jesús es dinamita para la hipocresía. Hoy se jura por todo: por la abuelita, por Dios, por la Biblia, por el rosario… y al final, todo eso sirve para disfrazar una intención turbia con lenguaje piadoso.

Jesús corta de raíz esa costumbre de usar promesas rimbombantes como muleta para una credibilidad en ruinas. El que necesita jurar para que le crean, ya perdió hace rato el crédito. Y no hablamos solo de palabras bonitas: hablamos de vivir con tal integridad que lo que se dice no necesite adornos, ni juramentos, ni testigos.

Pero claro, eso incómoda. Porque vivimos rodeados de gente que sonríe de frente y apuñala de espaldas, que predica honestidad y trafica doble discurso. Políticos, religiosos, empresarios y hasta “buenos creyentes” que hacen maromas con las palabras para evitar decir la verdad de frente. Jesús, sin rodeos, los pone en evidencia: cualquier cosa más allá del sí o el no, viene del Maligno.

Y ahí es donde pica: porque no se trata de saber mucho ni de citar versículos, sino de vivir sin doblez. De hablar con verdad aunque duela. De no venderse por aplausos ni por aceptación.

Así que, para muchos, este evangelio será incómodo. Para otros, liberador. Para los que aún se esconden detrás de palabras bonitas, será un espejo que no querrán mirar.

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