La puerta estrecha no está en el tour

Mientras algunos cardenales aún posan sonrientes frente a la cúpula de San Pedro, como si el cónclave fuera parte de una peregrinación fotogénica, el Evangelio vuelve a incomodar. Jesús no hablaba de selfies ni de solemnidad bien vestida. Hablaba de decisiones incómodas, de senderos exigentes, de renuncias reales. Y esa advertencia sigue vigente, incluso —o especialmente— cuando el Vaticano parece más una postal que un lugar de conversión.
Mateo 7,13-14
“Entren por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ella. Pero estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que lo encuentran.”
Mientras suenan los flashes en la Plaza de San Pedro, algunos cardenales ya empacan souvenirs y programan cenas diplomáticas para “cerrar” su experiencia espiritual en Roma. Porque claro, ser parte del cónclave no impide convertir el evento en un retiro cinco estrellas con vista a la eternidad, con paradas estratégicas para selfies y entrevistas discretas.
Pero el Evangelio de hoy, que aparece justo tras la elección de León XIV, no deja espacio para el maquillaje piadoso. Jesús no habló de puertas decoradas, ni de rutas cómodas. Habló de una puerta angosta y un camino difícil, ese que se recorre sin cámaras, sin privilegios, y sin inmunidad simbólica.
Y mientras algunos príncipes de la Iglesia se pasean como si acabaran de cerrar un congreso, el nuevo Papa habla de puentes, de comunión, de caminar juntos. Bien por él. Pero ojalá sepa que no todos los que lo aplauden están dispuestos a cruzar esa puerta estrecha. Muchos prefieren el atajo: el de las sotanas almidonadas, las curias silenciosas y los discursos cuidadosamente editados.
Así que sí: tenemos Papa. Pero también tenemos una Iglesia llena de turistas espirituales con pasaporte diplomático. Y si León XIV quiere cambiar algo, tendrá que recordarle a más de uno que la puerta del Reino no se abre con el código del protocolo, sino con la llave del coraje.