Primera audiencia jubilar del Papa León XIV: “Las armas pueden y deben callar”

En su primera gran audiencia pública dentro del Jubileo de la Esperanza, el Papa León XIV recibió a patriarcas, metropolitas y fieles de las Iglesias orientales católicas. El Pontífice hizo un firme llamado a la paz, afirmando que “la guerra nunca es inevitable” y subrayando que “las armas pueden y deben callar”.
“Los pueblos quieren la paz, y yo, con el corazón en la mano, digo a los dirigentes: ¡encontrémonos, dialoguemos, negociemos!”, expresó León XIV durante el encuentro celebrado en el Aula Pablo VI, en el Vaticano, en medio de un ambiente marcado por la diversidad de ritos y culturas.
El Papa denunció con claridad la violencia persistente en regiones como Tierra Santa, Ucrania, Líbano, Siria, Tigray y el Cáucaso. Recordó que la paz cristiana no es una mera ausencia de conflicto ni la imposición silenciosa tras una derrota, sino “un don que reactiva la vida y devuelve dignidad”.
“La Santa Sede está a disposición para que los enemigos se encuentren y se miren a los ojos”, añadió, reiterando su compromiso de hacer “todos los esfuerzos posibles” para que la paz sea una realidad concreta y duradera.
Contra las armas y los discursos simplistas
Interrumpido en varias ocasiones por los aplausos, el Papa criticó los relatos maniqueos que dividen al mundo entre “buenos y malos”. Afirmó que las armas “no resuelven los problemas, sino que los agravan”, y renovó el mensaje constante de la Iglesia: “callad las armas”.
Sus palabras resuenan especialmente en vísperas de una posible cumbre en Estambul entre los presidentes de Rusia y Ucrania.
Preservar el Oriente cristiano sin diluir su identidad
León XIV también centró su mensaje en la situación de las Iglesias orientales en comunión con Roma, muchas de las cuales han sufrido persecución, guerra y exilio. “Al llegar a Occidente, corren el riesgo de perder no solo su tierra, sino también su identidad religiosa”, advirtió.
Animó a los fieles a preservar sus tradiciones litúrgicas, muchas de las cuales todavía se celebran en la lengua de Jesús, e instó a los obispos latinos a colaborar activamente para que estas comunidades mantengan viva su espiritualidad específica. “No deben ser absorbidas ni corrompidas por un espíritu consumista o utilitarista”, enfatizó.
El valor medicinal de la espiritualidad oriental
El Papa subrayó que la Iglesia universal necesita del Oriente cristiano y su riqueza espiritual: “El sentido del misterio, la belleza litúrgica, el valor del ayuno, la penitencia, la intercesión constante… son medicina para el alma del mundo”.
Citó a León XIII, quien en 1894 escribió Orientalium Dignitas, como una base de inspiración para redescubrir esta dimensión eclesial que hoy sigue siendo vigente y necesaria.
Permanecer con dignidad en la propia tierra
Agradeció también a quienes, en silencio, con oración y perseverancia, “cosen hilos de paz” en contextos de extrema dificultad, y pidió que se garanticen verdaderos derechos para que los cristianos puedan permanecer en sus países de origen con seguridad y dignidad.
Finalmente, instó a las Iglesias orientales a “liberarse de dependencias mundanas y de toda tentación contraria a la comunión eclesial”, y exhortó a sus líderes a actuar con transparencia y humildad, sin apego al poder ni al prestigio.