Evangelio Diario

Evangelio del 23 de junio del 2025 según san Mateo 7,1-5

Primera lectura

Lectura del libro del Génesis 12,1-9

 

En aquellos días, el Señor dijo a Abrán:
«Sal de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré.

Haré de ti una gran nación, te bendeciré, haré famoso tu nombre, y serás una bendición.

Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan, y en ti serán benditas todas las familias de la tierra».

Abrán marchó, como le había dicho el Señor, y con él marchó Lot. Abran tenia setenta y cinco años cuando salió de Jarán. Abrán llevó consigo a Saray, su mujer, a Lot, su sobrino, todo lo que había adquirido y todos los esclavos que había ganado en Jarán, y salieron en dirección a Canaán.

Cuando llegaron a la tierra de Canaán, Abrán atravesó el país hasta la región de Siquén, hasta la encina de Moré. En aquel tiempo habitaban allí los cananeos.

El Señor se apareció a Abrán y le dijo:
«A tu descendencia le daré esta tierra».

Él construyó allí un altar en honor del Señor, que se le había aparecido. Desde allí continuó hacia las montañas, al este de Betel, y plantó allí su tienda, con Betel a poniente y Ay a levante; construyó allí un altar al Señor e invocó el nombre del Señor. Abran se trasladó por etapas al Negueb.

 

Salmo de hoy

Salmo 32,12-13.18-19.20.22 R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad

 

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres. R/.

Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R/.

 

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 7,1-5

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque seréis juzgados como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros.

¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?

¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame que te saque la mota del ojo”, teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita; sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano».

Reflexión

La tentación favorita de muchos creyentes sigue siendo la de vestir la toga del juez, cómodamente sentados en la butaca del moralista, señalando pecados ajenos con lupa de precisión quirúrgica. El Evangelio según San Mateo nos pone frente a un espejo incómodo: ¿qué tan fácil resulta criticar la vida del vecino mientras se ignoran olímpicamente los propios pecados?

La hipocresía suele manifestarse con particular fuerza en los entornos religiosos, donde algunos asumen la fe como licencia para emitir sentencias rápidas y superficiales. Jesús desenmascara esta actitud, y con ironía demoledora pregunta cómo alguien, llevando un pecado tan grande como una viga atravesada en el ojo, pretende tener la autoridad para remover una pequeña astilla en el ojo ajeno.

Vivimos rodeados de personas cuyo pasatiempo favorito es señalar los errores de los demás, olvidando que la perfección está lejos de habitar en su propia casa. Y es que el juicio fácil y rápido suele venir acompañado de una notable falta de autocrítica. Jesús no está diciendo que ignoremos el error ajeno, sino que antes de hacerlo nos miremos al espejo con honestidad y humildad, reconociendo nuestra propia fragilidad y torpeza.

En resumen, el mensaje es sencillo pero ácido: quienes se sienten dueños de la moral y justicieros de oficio deberían preocuparse menos por los defectos ajenos y comenzar a enfrentar con valentía y autenticidad sus propias vigas. Solo después de ese incómodo examen personal podrán, tal vez, acercarse con humildad a corregir al hermano. Mientras tanto, lo más prudente será guardar silencio, no vaya a ser que, al juzgar sin piedad, reciban el mismo trato severo cuando sean ellos los acusados.

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